Cómo puede ayudar el IoT en el ahorro energético
El uso del Internet de las Cosas en viviendas supone emplear sistemas de domótica que permitan automatizar la climatización, la iluminación o los electrodomésticos para mejorar el ahorro energético. Es posible programar la lavadora o el lavavajillas para que funcionen en las horas en las que el precio de la luz es más barato, por ejemplo, o controlar la temperatura de la calefacción y el aire acondicionado desde un dispositivo móvil a distancia.
Gracias a la aplicación de sensores y dispositivos IoT se puede automatizar la instalación lumínica del hogar para que sólo se enciendan las luces cuando se detecten personas en las estancias. Del mismo modo, se pueden controlar las persianas de una vivienda según entre menos o más luz natural y así aprovecharla al máximo.
Optimización del consumio
La llegada de la Internet de las Cosas (IoT) ha proporcionado algunas ventajas que muchas empresas y particulares están ya aprovechando de cara a contribuir con ese ahorro energético. La utilización de millones de estos dispositivos conectados no supone en sí mismo un gasto excesivo, pues la mayor parte son extremadamente pequeños y están diseñados con tecnologías de bajo consumo.
Un ejemplo típico es la aplicación de sensores y dispositivos IoT en el hogar o las oficinas: mediante sensores de presencia, movimiento o temperatura, la instalación de un edificio inteligente puede saber si una habitación o sala está ocupada o desocupada y activar o desactivar las luces, el aire acondicionado, la calefacción o las persianas.
Esos sensores pueden también estar de algún modo relacionados con personas que lleven sensores wereables encima o incluso con los teléfonos móviles. Si se centraliza esta información se pueden planificar horarios, pero incluso actuando de forma autónoma proporcionan una capacidad de ahorro energético importante.
Funcionamiento autónomo
Las instalaciones en las que convivan sensores IoT y dispositivos complejos como cámaras, objetos geolocalizables o incluso bombillas conectadas, proporcionarán una gran cantidad de datos para analizar. Se podrán detectar tendencias y relacionarlas con sistemas externos como los datos meteorológicos o fechas, alcanzando un punto en el que los dispositivos sean capaces de decidir por sí mismos las opciones más sostenibles.
También puede resultar muy útil para la detección de fallos o equipos defectuosos, respondiendo ante variaciones y pequeñas pérdidas de energía, una fuga de agua o una vibración, evitando así pérdidas de energía e incluso averías más importantes.
Las plantas industriales, complejos de oficinas, centros de logística y centros de procesamiento de datos están entre las instalaciones que más consumen y que más pueden beneficiarse de estas mejoras.
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